Espero que tengáis unas felices fiestas, que en estos días de pascua os olvidéis de la crisis, el paro, cataluña, podemos...
Si tenéis un rato libre os recomiendo un libro que me tropecé el otro día, pasaréis un rato agradable y comprobaréis en palabras del autor, qué cansado es conquistar... Que todas la épocas han tenido sus cosas.
Entre 1519 y 1521 Hernán Cortés, figura histórica prohibida institucionalmente en México, al frente de un escaso grupo de soldados, 558 exactamente, lleva a cabo la conquista de México, una de las epopeyas más importantes de la presencia española en el Nuevo Mundo. Sobre este acontecimiento contamos con varios testimonios, tanto de cronistas españoles como de los autores de códices y relaciones indígenas.
Ninguno, sin embargo, tan apasionante, directo y de fácil lectura como “La historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, de Bernal Díaz del Castillo, un simple soldado de infantería que pide perdón por no ser un intelectual y atreverse a escribir, y que lo hace por que no le gusta lo que ha leído de los cronistas oficiales, Gomara, Illescas y Jovío. Es como la figura del reportero empotrado en el combate, esclavizado por la fidelidad, diciendo con honradez y genio literario lo que sabe, vindicando la potencia de la intervención anónima, sin destacar la figura del jefe, como hacían los cronistas de la época, con detalles muy minuciosos de la conquista, como cuando habla de los caballos, sólo dieciseis, nombrando a todos por su nombre; o cuando relata la proeza de Diego de Ordaz, primer europeo que subió a la cumbre de un volcán en erupción, que lo hizo por una discusión muy española, de esas que te dicen “a que no tienes guevos” y no te queda más remedio que demostrar que sí, que el soldado español los tiene, y al demostrarlo resulta que Carlos V, cuando se enteró lo consideró una gran hazaña y le concedió un escudo de armas con el volcán.
El autor participó en la conquista a las órdenes de Alvarado (protagonista del famoso “salto de Alvarado”, precedente del salto con pértiga, cuando estando rodeado de enemigos en la huida de Tenochtitlan, apoyó su lanza en el suelo y saltó por encima de ellos).
No se publicó su historia hasta cumplidos los 84 años, después de corregir pacientemente sus recuerdos durante treinta años, y como he dicho, lo hizo porque ninguna de las crónicas que había leído le pareció fidedigna de la conquista.
Está considerado todavía hoy uno de los relatos más apasionantes e increíbles sobre el encuentro entre dos mundos y dos culturas: la española y la americana. De ahí las numerosas ediciones que la obra de Bernal ha tenido en las más diversas lenguas.