Desde que en
1917 tres pastorcillos afirmaron haber presenciado varias apariciones de la
Virgen y en una de ellas les comunicó que se construyera una capilla en su
nombre en aquel lugar, Fátima se convirtió en uno de los lugares de
peregrinación más concurridos de toda la cristiandad. Comienza a ser construida
la basílica en 1928 y consagrada en 1953, pero para llevar a cabo tan ingente
labor, era necesaria la recaudación de fondos,
así como para la erección de otros templos consagrados a dicha
advocación en diversos lugares de nuestra geografía. Surgen, de este modo, los
viajes itinerantes de la imagen a la que se le atribuye el apelativo de
peregrina.Granada y La
Alpujarra iban a ser testigos de varias de esas peregrinaciones en los años
cincuenta, relatadas con un lenguaje hiperbólico y exacerbado por los
corresponsales de la época. Nos detendremos, para nuestro cometido, en la que
tuvo lugar en nuestra tierra en el mes de julio del año 1951.
Tras procesionar por los pueblos del Valle de Lecrín y Lanjarón, los vecinos de Órgiva se hicieron cargo de transportar a la Virgen en un camión y acompañada de varios coches en lo que viajaban las autoridades locales y miembros destacados de la capital alpujarreña. Dicha comitiva fue recibida con el máximo entusiasmo por parte del pueblo orgiveño en la barriada de las barreras y, una vez en la localidad, como era preceptivo, se celebraron numerosos actos religiosos en torno a la efigie de la Virgen. Desde allí parte hacia Torvizcón acompañada de las autoridades locales y sigue recibiendo manifestaciones de afecto en el camino por parte de Tablones, vecinos del Puerto del Jubiley y otras cortijadas cercanas hasta que se llegó a la capital del antiguo Estado del Cehel: “En la noche del martes comenzó a manifestarse lo que exponemos, en el bellísimo recibimiento que el pueblo de Torvizcón tributó a Nuestra Señora de Fátima, recibimiento que nos dejó por unos minutos altamente impresionados cuando desde el puente que da acceso al pueblo, contemplamos, por el lado izquierdo, una fila interminable de farolillos de papel de varios colores que se movían en la oscuridad de la noche, iluminando el alto monte por cuyas faldas se deslizaba aquella corriente luminosa, y al observar, por el derecho, la brillantez del escalonado pueblo, que, más que humilde lugar, nos parecía ser una ciudad de luz….”Destaca también el cronista del evento, el engalanamiento del pueblo con colchas alpujarreñas y la misa celebrada en la plaza, repleta de personas de la localidad y cortijos adyacentes, en la que se dieron más de mil comuniones. Tras ese evento tuvo lugar un besamanos y una subasta de palomas que portaban las andas de la Virgen en la que se obtuvo una recaudación aceptable. (1)
Tras procesionar por los pueblos del Valle de Lecrín y Lanjarón, los vecinos de Órgiva se hicieron cargo de transportar a la Virgen en un camión y acompañada de varios coches en lo que viajaban las autoridades locales y miembros destacados de la capital alpujarreña. Dicha comitiva fue recibida con el máximo entusiasmo por parte del pueblo orgiveño en la barriada de las barreras y, una vez en la localidad, como era preceptivo, se celebraron numerosos actos religiosos en torno a la efigie de la Virgen. Desde allí parte hacia Torvizcón acompañada de las autoridades locales y sigue recibiendo manifestaciones de afecto en el camino por parte de Tablones, vecinos del Puerto del Jubiley y otras cortijadas cercanas hasta que se llegó a la capital del antiguo Estado del Cehel: “En la noche del martes comenzó a manifestarse lo que exponemos, en el bellísimo recibimiento que el pueblo de Torvizcón tributó a Nuestra Señora de Fátima, recibimiento que nos dejó por unos minutos altamente impresionados cuando desde el puente que da acceso al pueblo, contemplamos, por el lado izquierdo, una fila interminable de farolillos de papel de varios colores que se movían en la oscuridad de la noche, iluminando el alto monte por cuyas faldas se deslizaba aquella corriente luminosa, y al observar, por el derecho, la brillantez del escalonado pueblo, que, más que humilde lugar, nos parecía ser una ciudad de luz….”Destaca también el cronista del evento, el engalanamiento del pueblo con colchas alpujarreñas y la misa celebrada en la plaza, repleta de personas de la localidad y cortijos adyacentes, en la que se dieron más de mil comuniones. Tras ese evento tuvo lugar un besamanos y una subasta de palomas que portaban las andas de la Virgen en la que se obtuvo una recaudación aceptable. (1)
El día 11
por la tarde es el pueblo de Alcázar el que recoge el testigo y se sucede la
misma dinámica que en los municipios anteriormente visitados. El día 12, a las
8 de la tarde se traslada a hombros por
los vecinos del pueblo durante los cinco kilómetros que hay hasta llegar a la
Venta de las Tontas (hoy Venta Cañadas), donde la esperaban alrededor de 2000
personas de los lugares de Rubite, Bargís, Olías y Fregenite: estos tres
últimos no tenían previsto acoger a la imagen, pues sus templos estaban en mal
estado para tal acontecimiento. Y allí, ante un simple altar improvisado, tiene
lugar el momento más emocionante de esta visita, el de la curación de la niña
de 12 años, Amparo Sánchez Martín, natural de Fregenite y que pertenecía a una
familia muy humilde. Sus padres, tras haber visitado a muchos médicos de
Granada con el propósito de que le restituyeran el habla a su hija sin obtener
ningún beneficio ni avance, depositaron todas sus esperanzas en plano religioso
y acudieron a ese encuentro con la Virgen de Fátima en la confluencia de las
carreteras de Alcázar y Fregenite Con la de Tablate-Albuñol. Tras once meses
sin hablar, después de un tremendo accidente mientras se bañaba en una alberca,
lanzó un fuerte grito de alabanza a la virgen, coreado por los asistentes al
acto, muchos de ellos conocedores del impedimento que sufría la chica: ¡¡Milagro, milagro! ¡Viva la Virgen
peregrina! ¡Viva la Virgen Blanca! ¡Viva la madre de los afligidos!). (2)
Vista panorámica de Fregenite
En
calmándose un poco los ánimos, los vecinos de Rubite, con su alcalde, José
Lachica a la cabeza, y acompañados por el secretario, el juez, jefe del puesto
de la Guardia Civil, médico y maestros del pueblo se hicieron cargo de la
imagen y la transportaron a hombros durante los 8 Km que distaba la localidad,
llegando a la una de la madrugada. El padre de la niña sanada acompañó todo el
camino a la imagen, arrodillándose de cuando en cuando para dar las gracias y
con lágrimas permanentemente en los ojos; eso sí, antes de partir, había entregado a Miguel
Ángel Granados, párroco de Alcázar cien pesetas para el templo de la virgen. (Durante
la visita en agosto de 1957, la niña del milagro acudió a Órgiva para aclamar a
su benefactora).
El día 13 se
sale de Rubite a las 8 de la tarde en dirección a Polopos haciendo parada en el
Haza del Lino donde se había erigido un notable altar, adornado con mantones de
Manila y colchas de seda por parte de los vecinos y del personal del puesto de la benemérita
que entonces existía allí tras la época más activa de la guerrilla
antifranquista. En Polopos se repitieron los actos de rezar el Rosario de la
Aurora, misa para enfermos o procesión por las calles de la localidad. El día
14 llega la virgen a Sorvilán que estaba engalanado con colgaduras, colchas y
artísticos arcos , los cuales mantuvieron ocupadas a las mozas del municipio
durante tres días, en tanto que en la puerta de la iglesia se había alzado un
letrero hecho a base de rosetas de maíz que rezaba: “¡Virgen de Fátima,
sálvanos!. El día 15 se celebró aquí el rezo del Rosario, Viacrucis y misa de
enfermos con una coral de muchachos del pueblo acompañados de orquesta. Esa
misma tarde, la imagen parte hacia Alfornón por el angosto camino que unía
ambas localidades, y más tarde a Albuñol como última parada por el periplo
alpujarreño. (3)
(1) Ideal, 12 de juliode 1951.
(2) Ideal, 17 de julio de 1951.
(3) Ideal, 19 de julio de 1951.