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viernes, 3 de marzo de 2017

Crónica apócrifa de Pedro I el Cruel

FRANCISCO GIL CRAVIOTTO, Socio de Honor de la Casa de la Alpujarra
DE LA ACADEMIA DE BUENAS LETRAS DE GRANADA
La Opinión, jueves 23 febrero 2017



Carlos Asenjo Sedano, además de un reconocido y muy apreciado historiador, también es un ameno novelista. La última de sus novelas, recientemente publicada por la editorial Chiado de Madrid, es ‘Crónica Apócrifa del Rey Cruel’. En esta obra el autor sabe muy bien hermanar las dos grandes virtudes que debe tener toda novela histórica: el rigor de la investigación y la amenidad del relato. El resultado es una novela que, a pesar de llevarnos a una época muy lejana, logra enganchar al lector y, desde las primeras páginas, se lee con gran agrado y un marcado interés.

La novela se inicia con la muerte del rey Alfonso XI, frente a los muros de Gibraltar, entonces en manos del rey moro de Granada, víctima de la peste. Su entierro y funeral los aprovecha el historiador para, haciendo cuenta atrás, contarnos los amores de Alfonso con Leonor de Guzmán, una mujer muy bella y muy puta, se nos dice en el libro, que dio a Alfonso nada menos que ocho hijos bastardos. La esposa del rey, doña María de Portugal, sólo le dio uno, el príncipe Pedro, porque, después de la noche de bodas, el rey jamás volvió a visitar la cama de la reina ni la invitó a la suya. Esta soledad de la reina fue alimentando un odio que, en cuanto Alfonso murió, dio sus frutos: la reina envió un sicario con la misión de asesinar a la bella concubina. Nada menos que cien puñaladas recibió aquel cuerpo de mujer que tanto placer le había dado al rey Alfonso.

No será éste el único asesinato del libro. En cuanto el príncipe Pedro fue proclamado rey, la ola de muertes violentas fue creciendo más y más. Con el tiempo, llegó a tal grado su furor asesino, que abades y obispos empezaron a pensar en la posibilidad de que el rey estuviera endemoniado. Los grandes remedios de la Iglesia para atajar esta sed de sangre del rey –agua bendita, novenas y misas–, no produjeron el menor efecto.

Aquel rey cruel y asesino también era un saco de lujuria. Tenía una barragana fija –doña María de Padilla, aún más bella que la concubina de su padre–, y otras esporádicas que sólo duraban una noche. Doña María empezó a darle hijos bastardos y, para evitar que, en caso de muerte de aquella fiera coronada, el reino fuese a parar a un bastardo, obispos y cardenales acordaron que Pedro I contrajese matrimonio. El rey de Francia le dio al de Castilla la princesa doña Blanca, bella, rubia y de ojos azules, a la que don Pedro, siempre obsesionado con el cuerpo de la Padilla, no le prestó la menor atención. Doña Blanca premió el desprecio del rey añadiéndole a su corona una soberana cornamenta. Desde ese momento la obsesión del rey de Castilla fue la caza y captura del hombre que lo había hecho cornudo, algo bastante difícil porque éste aparecía y desaparecía como el río Guadiana.

Todo esto lo cuenta Asenjo Sedano con un lenguaje ágil y realista, ligeramente arcaizante, que a veces, sobre todo en la descripción de paisajes, roza la prosa poética. Los retratos de los personajes, especialmente las mujeres, son uno de los grandes aciertos del libro, así como el repetido símil del color rojo para indicar la obsesión asesina del rey cruel. En suma, una gran novela, que cumple a maravilla los deseos de los ilustrados del siglo XVIII, enseñar deleitando, porque este libro, al tiempo que entretiene, nos muestra una de las páginas más lamentables y sobrecogedoras de la historia de Castilla.

1 comentario:

  1. Sinopsis: Durante el s.XIV, prácticamente ya sometidos los musulmanes que invadieron España en el año711.- tras ocupara Fernando III el Santo el valle del Guadalquivir, y someter a vasallaje el reino residual nazarí de Granada, los reyes cristianos, concretamente los hispánicos, se dedican a sestear entreteniéndose en constantes luchas vecinales entre ellos, y alguna que otra vez a corretear el reino musulmán de Granada con resultados alternativos. Y obviamente - ya estamos en plena época caballeresca - muy ocupados en la conquista de mujeres -moras o cristianas - ajenas al matrimonio de conveniencia que aconsejan sus cortesanos. La consecuencia, más allá de los problemas morales y políticos a que esta situación da lugar, es la aparición de el nuevo linaje de los bastardos, hijos de los reyes y de su amante de turno, que más tarde, aunque frecuentemente ennoblecidos por sus padres, dan lugar a disputar la corona al príncipe legítimo. Es la situación que se plantea en esta historia/novela al enfrentar al legítimo Rey don Pedro I de Castilla con su hermano bastardo el conde don Enrique de Trastamara. Un enfrentamiento a muerte sin cuartel, como comprobará el lector de esta obra, de una intensidad sin precedentes, que acaba con el asesinato del legítimo rey a manos del puñal del bastardo, que así consigue proclamarse rey de Castilla e instaurar allí la dinastía de los Trastamara que reinará hasta la muerte de Isabel la Católica.-
    Colección: Compendium
    Género: Novela histórica, novela costumbrista

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