Etiquetas

14 de febrero 1805 1917 Aben Aboo Accidentes Alcázar Alfonso XIII Alloza Almendros Alpuajarra Alpujarra Alpujarra de granada Amor El Palmar Andalucía Animales Arquitectura Artículos Azorín baile Bandera Bosco Botkin Cádiar calles Calvo Sotelo Camisetas Campeonato de boli Carolina Molina Carteles Casa de la Alpujarra Catas Censura Certamen de Gastronomía Cervantes Cesta de Navidad Ciencia Cofradías de Torvizcón Comida Contraviesa Corpus cortijeros cortijos Craviotto Cruz de la Esmeralda Cuatro Vientos Cuentas cuento Cuotas 2017 Curanderos Curas Dalías daños Delantales Dia del socio Dicccionario Dichos Dios Diputación El Quijote Emigración Enrique Morón Entreríos Epifanio Lupión Escuela Escuela Hogar Estado de Torvizcón Estado del Cehel Exilio Exorcismo Feli Maldonado Ferias Fernando de Villena Fiestas filosofía Franco Franquismo Fregenite Gastronomía Gil Craviotto Gómez Arcos Granada Gripe 1918 Guerra civil Haza del Lino hermandad Historia Iglesia de Torvizcón impuestos Información jorairátar José Luís Vargas Jubilación Julio Alfredo Egea Juventud karol Wojtyla La Alhambra La desbandada La magdalena de Proust La parva La República La vida LACC Latiguillos populares Libros Límites lobos Lopez Cruces Lorca Lotería Machismo Marbella mayordomas mendigo Metafísica Michel Tournier Milagro Mili Misticos moriscos Mujer Murtas Museos Nacionalismo Natalio Rivas navidad Normas noticias Novela Novelas Nube de la Rábita obispo Órgiva Origen de la vida Otoño Paco Alcázar Palabras moribundas Papa Paso Patrimonio Patrimonio de la Humanidad Patriotismo Pepe Alvarez piostre Poema Poesía Pregón Premios Prensa Presentación Productos alpujarreños Publicaciones Pueblos Ramón Llorente Recuerdos Refranero Refranes Revistas Rita Rubite Rubite 2017 Sainete San Blas siglo XIX socorros Soldados Soportújar sorteos Sorvilán Spahni teatro temporal Terremoto 1884 Toros Torvizcón Tragedias Trovar Trovo Turón Universiadad uvas Vendimia Viajeros videos vino Virgen de Fátima Alpujarra

lunes, 14 de septiembre de 2015

La censura por Francisco Gil Craviotto



Censura y dictadura siempre fueron de la mano. En España, que hemos padecido  dos dictaduras –la de Primo
 de Rivera y la de Franco-, sabemos muy bien lo que es la censura y los efectos –siempre negativos- que ha tenido para la cultura del país. Lo que mucha gente ignora es la variada serie de artimañas de que se valieron algunos españoles para evadir la censura o, mejor aún, ponerla en ridículo. Sería interesante reunir todos estos casos en un libro. Tendría la risa y la sonrisa aseguradas. Recuerdo una conferencia del director de cine Luís García Berlanga en la Biblioteca Española de París, precisamente sobre sus nefastas relaciones con la censura de Franco, que fue una constante carcajada.

Mientras llega ese futuro libro –animo a los jóvenes investigadores a llevarlo a cabo- le voy a ofrecer al lector de estas líneas el relato de una  de las “mordidas” más sonadas y humorísticas que sufrió la censura del general Primo de Rivera. Ocurrió en abril de 1929, cuando la estrella de Primo de Rivera ya empezaba a apagarse, y nunca sabremos quién fue el autor –o autora- de tal dentellada, pero lo que sí está claro es que el periódico que lo sufrió, -“La Nación”-, subvencionado por el partido de Primo de Rivera y portavoz del general, hizo totalmente el ridículo. El poema llegó a la redacción del periódico como una colaboración espontánea –todos los periódicos reciben cientos de cartas de este tipo-, de una niña de quince años, María Luz de Valdecilla, admiradora del general, que, después de oír uno de los patrióticos discursos de Primo de Rivera, inspirada al instante, había escrito el soneto que adjuntaba. El periódico lo publicó, con una nota previa llena de elogios a la niña poetisa que tanto prometía. Sólo cuando las carcajadas de todo Madrid llegaron a la redacción del periódico se dieron cuenta de que el soneto era una trampa: se trataba de un acróstico que, si se leía en vertical, repetía lo que toda España venía diciendo del general: “Primo es borracho”. Aquí tiene el lector el poema, precedido de la nota introductoria del periódico “La Nación”:
 Una adhesión simpática.-Entre las adhesiones recogimos ésta, digna de ser destacada. Trátase de una señorita de quince años, que en carta muy sentida, recordando que hace poco oyó un hermoso discurso del Presidente, rebosante de patriotismo y de bondad, dice que quiere expresar sus sentimientos en un soneto que acompaña y es como sigue:

¡Paladín de la Patria redimida!
¡Recio soldado que pelea y canta!
¡Ira de Dios, que cuando azota es santa!
¡Místico rayo que al matar es vida!
Otra es España a tu virtud rendida:
Ella es feliz bajo tu noble planta.
Sólo el hampón que en odio se amamanta,
Blasfema bajo tu frente esclarecida.
Otro es el mundo ante la España nueva:
Rencores viejos de la edad medieva
Rompió tu lanza que a los viles trunca.
Ahora está en paz tu grey bajo el amado
Chorro de luz de tu inmortal cayado.
¡Oh, pastor santo! ¡No nos dejes nunca!

María Luz de Valdecilla.-
“La Nación”, 15-IV-1929.

Huelga añadir que ninguno de los esbirros del general Primo de Rivera logró dar con la niña María Luz de Valdecilla, que seguramente jamás existió, ni con el verdadero autor del acróstico. De lo que no cabe duda es que debió ser un gran poeta, seguramente con bastantes años de experiencia en el arte de hacer versos, pues sólo un gran poeta logra imitar tan a la perfección el estilo grandilocuente y huero, lleno de ditirambos al dictador, de la poesía oficial del
momento.

Años después, durante la siguiente dictadura, la del general Franco, corrió la voz de otro caso parecido. Según este rumor la revista humorística “La Codorniz” publicó un boletín meterológico que decía así:

Fresco, procedente de Galicia, se apoderó de España. Tendencia a permanecer.

No era necesario ser un experto en climatología para darse cuenta del mensaje oculto de tal boletín. En ninguno de los números sueltos que en aquellos años compré de la revista tuve la suerte de dar con tal boletín y ahora dudo mucho que aquel rumor fuese verdad. La razón es obvia: el director de la revista, Álvaro de la Iglesia, sabía muy bien los temas tabú que jamás se podían tocar la persona del dictador, la Iglesia, Falange,  etc.- y, si se hubiera atrevido a sobrepasar los límites, la revista habría sido cerrada al instante, cosa que no ocurrió. De todas formas, como chiste para contarlo en la barra de un bar, tuvo gran popularidad.

Frente a esos pequeños triunfos, aquí y allá logrados, qué cantidad de obras debieron perderse y cuántas otras nacieron mutiladas. Entre las obras que jamás se publicaron me vienen a la mente la novelística completa de Agustín Gómez Arcos, publicada después en francés y hoy asequible al lector español gracias a traducciones de gran calidad. Entre las obras que se publicaron, pero mutiladas, recuerdo “La Llanura” del dramaturgo José Martín Recuerda, por
fortuna en los años ochenta publicada en su integridad. Pero otros autores no tuvieron la suerte de Agustín  Gómez Arcos y Martín Recuerda y sus obras se perdieron o quedaron mutiladas para siempre. Ocurre que, esos autores que chocaron con la censura, eran los más innovadores, los más osados y de mayor calidad literaria. Precisamente los que hubieran hecho posible que ese llamado
“medio siglo de plata de la Literatura Española” hubiese sido un siglo completo. Todo se lo llevó la Guerra Civil y la censura, cuya única finalidad era mantener intangible la ensangrentada figura del dictador.


Publicado en el "Faro" de Ceuta el 6 de sep de 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario